Científicos han diseñado un cañón de electrones que alcanza velocidades cercanas a la luz, con aplicaciones que van desde la investigación del núcleo atómico hasta el desarrollo de nuevas tecnologías. Este avance tiene el potencial de cambiar la forma en que entendemos la materia, y aunque suene como algo sacado de una película de ciencia ficción, su impacto real podría ser aún mayor.