Aunque al equipo de la misión se le ocurrió un método que ha permitido seguir utilizando el observatorio espacial Kepler para buscar planetas extrasolares aún después de que se estropearan las ruedas de reacción que lo estabilizaban de vez en cuando necesita utilizar sus motores de maniobra para apuntar su antena hacia la Tierra y transmitir los datos que va acumulando. También hace falta utilizarlos para cambiar la orientación de Kepler cada 84 días para que el Sol no se meta en su campo de visión.
A principios de 2018 los niveles de combustible ya eran lo suficientemente bajos como para empezar a ser preocupantes y en julio, ante una bajada de presión del combustible, la NASA decidió ponerlo en una especie de hibernación en la que no necesita usar los motores para así intentar preservar los datos que en ese momento tenía almacenados.
Se corresponden a los primeros 51 días de los 84 posibles de la Campaña 18 de observación de la misión K2, y la idea era que Kepler permaneciera en reposo hasta que se abriera la ventana de comunicación que tenía reservada con la Deep Space Network a principios de agosto y que entonces despertara para descargar esos datos.
La cuenta de Twitter de la misión anunciaba hace unos días que todo ha ido como estaba previsto y que en efecto Kepler estaba transmitiendo los datos. No está nada mal si tenemos en cuenta que cuando comenzaron a utilizar el método alternativo de estabilización contaban con poder …