El sistema planetario Trappist-1, situado a 40 años luz de la Tierra, sigue sorprendiendo a los científicos. Las últimas mediciones del Telescopio Espacial James Webb han puesto en duda nuestra comprensión del planeta Trappist-1 b, que hasta ahora se consideraba un mundo rocoso y oscuro sin atmósfera, según revela un nuevo estudio publicado en Science Daily: el planeta podría haber tenido agua y atmósfera según lo que han descubierto los científicos.En un momento en que los científicos debaten si la vida podría existir incluso sin planetas, estos descubrimientos sobre Trappist-1 b cobran especial relevancia. Los investigadores han descubierto que la superficie del planeta no muestra signos de desgaste, lo que podría indicar actividad geológica como vulcanismo y tectónica de placas.Un mundo más complejo de lo esperadoLa historia de Trappist-1 b nos recuerda que nuestro propio Sistema Solar ha experimentado invasiones planetarias que han moldeado su actual configuración. Este planeta forma parte de un sistema único con siete planetas rocosos similares a la Tierra, tres de ellos en la zona habitable donde podría existir agua líquida en superficie.Las observaciones realizadas con el instrumento MIRI del telescopio James Webb han revelado dos posibles escenarios fascinantes. El primero sugiere que la superficie del planeta está cubierta por material relativamente inalterado, con rocas que tendrían apenas 1.000 años de antigüedad, en contraste con los varios miles de millones de años del planeta. Esto podría indicar una intensa actividad geológica.El segundo escenario es aún más intrigante: Trappist-1 b podría tener una atmósfera densa rica en …