Hace unos días, en concreto el pasado 14 de febrero, el telescopio espacial Euclid de la Agencia Espacial Europea empezaba su misión y se ponía a recoger datos. A lo largo de los próximos seis años, Euclid observará miles de millones de galaxia, creando el mapa tridimensional del Universo más extenso hasta la fecha.
Ese mapa nos permitirá entender mejor cómo se ha expandido el universo y cómo ha evolucionado su estructura a gran escala durante su historia. Y partir de esto podremos aprender más acerca del papel de la gravedad y la naturaleza de la energía y la materia oscuras, lo que es el objetivo último de la misión.
La puesta en marcha de Euclid ha sido un poco más complicada de lo previsto a causa de tres problemas técnicos. Al principio el sensor de guiado fino (FGS por sus siglas en inglés), que sirve para orientar el observatorio y mantenerlo estable, era incapaz de localizar algunas de las estrellas más tenues con las que tiene que trabajar. Y eso era un problema crítico porque en vez de puntos de luz el telescopio veía líneas onduladas. Afortunadamente una actualización de software solucionó el problema.
Esto es lo que veía Euclid durante los peores momentos con el FGS – ESA
Por otro lado, una vez comenzadas las primeras observaciones de prueba, el equipo de la misión descubrió que se colaba luz indeseada en el instrumento VIS y que los rayos X emitidos por las erupciones solares afectan más a los …