Como su nombre lo indica, uno de los propósitos del terrorismo es infundir terror en las personas a través de actos violentos y, para lograrlo, los atacantes actuales planean meticulosamente sus hechos para asegurarse de dos cosas básicas: crear el mayor daño posible y atraer la atención pública. Cuando, por ejemplo, el 11 de septiembre de 2001 se transmitían por televisión miles de veces las mismas escenas de los aviones estrellándose contra las Torres Gemelas de Nueva York y su posterior derrumbe, los terroristas estaban logrando el objetivo de mostrar su mensaje al mundo. En ese entonces todavía no había redes sociales y los smartphones todavía no llegaban, así que estas imágenes se transmitieron por medios tradicionales, como la TV y la prensa; inclusive Internet no estuvo todavía a la altura de la relevancia de un hecho como ese, ya que la red no era tan robusta como lo es ahora y hasta se dice que estuvo a punto de colapsarse. Los usuarios de entonces, al no poder ingresar a las páginas web saturadas, optaron por sintonizar la televisión. Muchas de las reconstrucciones en video del 11-S se han completado con los materiales captados por unos cuantos videoaficionados, que comparados con la cantidad de imágenes que podrían captarse hoy, resultan mínimos. El 11 de marzo de 2004 ocurrieron los atentados de la estación ferroviaria Atocha de Madrid, donde a través de 10 explosiones simultáneas en cuatro trenes en plena hora pico se provocó la muerte de casi 200 personas. En …