After several assists from my robotic arm, the mole appears to be underground. It’s been a real challenge troubleshooting from millions of miles away. We still need to see if the mole can dig on its own. More from our @DLR_en partners: https://t.co/7YjJIF6Asx #SaveTheMole pic.twitter.com/qHtaypoxPp— NASA InSight (@NASAInSight) June 3, 2020
Casi tres meses después de empezar a empujarlo con la pala del brazo robot de la sonda el «topo» de la InSight de la NASA vuelve a estar bajo el suelo. Ahora queda por ver si consigue seguir profundizando o si vuelve a ser escupido hacia fuera, aunque el equipo del instrumento intentará evitarlo con la ayuda, de nuevo, del brazo robot.
Conocido formalmente como HP3, de Heat Flow and Physical Properties Package, paquete de propiedades físicas y flujo de calor, el «topo» es uno de los dos instrumentos principales de la misión. Se trata de una sonda dotada de un mecanismo percutor que le debía haber permitido introducirse hasta cinco metros bajo la superficie de Marte. Lleva un sensor de temperatura en su extremo además de sensores cada diez centímetros en el cable que la une a su «estación base». La idea es que esos sensores, unidos a otro en la superficie que permitan estudiar la conductividad térmica de la corteza marciana, aunque sea a un nivel muy local.
Pero el suelo de Marte, al menos donde aterrizó la sonda, ha resultado ser muy diferente de lo esperado. Y después de más de un año de ser …