Gigantes de internet como Google o Facebook han creado algoritmos que seleccionan información en base al historial de navegación de sus usuarios, una realidad que el ciberactivista Eli Pariser denomina el «filtro burbuja» y que, a su juicio, aisla al ciudadano de opiniones distintas a la suya.
Si internet nació con la promesa de ser la herramienta para una sociedad más democrática y transparente, la realidad se ha tornado muy distinta, asegura en un encuentro con medios Pariser, autor «El filtro burbuja» (2011), que acaba de publicar en España la editorial Taurus. En 2009, Google anunció que comenzaba a personalizar las búsqueda de sus usuarios en base a su historial, la consecuencia es que dos personas pueden hacer la búsqueda de una misma palabra y obtener resultados «radicalmente distintos».
Por ejemplo, buscar «cambio climático» arroja distintos resultados en el caso de que el usuario sea científico o en el de que trabaje en una petrolera, explica. La mayor parte de los buscadores y webs de noticias cuentan hoy en día con este tipo de algoritmos, y su objetivo no es precisamente que «el usuario cambie de opinión y amplíe sus horizontes».
«Estas empresas deciden qué opciones tenemos de menú», advierte Pariser, que además de gurú de internet es presidente del consejo de la web MoveOn y fundador de Avaaz -dos iniciativas de ciberactivismo político-. Google, Facebook y otras webs también convierten la información que recopilan con las búsquedas de sus usuarios en dinero con, por ejemplo, la venta de publicidad, …