«Creo que es posible para la gente normal elegir ser extraordinaria». Esta frase es una de las máximas de Elon Musk (Sudáfrica, 1971), calificado como «genio», «loco» o «
el nuevo Steve Jobs
». Al menos, ha tomado el testigo del malogrado fundador de Apple que dominaba las artes escénicas y el marketing, pero tal vez la comparación más rocambolesca es la de «Tony Stark» de la vida real. Reverenciado por muchos, odiado por otros tantos, es el actual referente de un Silicon Valley en busca de nuevos ídolos que creen la nueva «rueda», el nuevo «fuego», la nueva «electricidad» (y, a ser posible, proporcionen grandes titulares con sus excéntricas personalidades). Y reúne todos esos ingredientes.Es el creador de SolarCity, una compañía dedicada al aprovechamiento de la energía solar; de PayPal, la plataforma de pago online más famosa del mundo; de Tesla Motors, la marca referencia en coches eléctricos; de SpaceX, firma con la que acaba de probar los cohetes más potentes del mundo; de Hyperloop, que son, básicamente, tubos gigantes al vacío pensados para transportar mercancías y pasajeros más rápido que los actuales trenes de alta velocidad; de OpenAI, una organización sin ánimo de lucro que quiere impulsar la inteligencia artificial «amigable»; y de The Boring Company, que vende desde gorras a lanzallamas para uso recreativo. Tiene 46 años y una de sus mayores preocupaciones es que los robots inteligentes destruyan la humanidad.
Entre los duros comienzos y el acoso escolar
«La motivación para crear todas mis empresas ha sido …