Desde que Elon Musk decidió pagar 44.000 millones de euros —que se dice pronto— por Twitter, la plataforma ha sufrido bastantes cambios. El primero y más evidente es que ya no se llama Twitter, sino X. Pero hay más. La insignia de verificación ahora se vende por ocho euros al mes, y ha habido que buscar otra forma de “verificar” a las empresas: una dorada que vale 1.200 euros. Es la viva expresión de ese dicho de “te rompo las piernas y te vendo unas muletas”. En este caso, unas muletas de 1.200 euros al mes más IVA.
Hay otras iniciativas que tienen efectos positivos, como los ingresos por anuncios, pero que al mismo tiempo han convertido la plataforma en una competición por las impresiones y el engagement. El problema no es ese como tal, sino que las tácticas que utilizan algunos usuarios para ello no es que sean las más éticas del mundo.
X está mejor de lo que pensábamos, pero peor de lo que debería estar
En defensa de Musk hay que decir que la mayoría le dábamos por muerto, tanto a él como al por aquel entonces Twitter, y está funcionando bastante mejor de lo que pensábamos. Al César lo que es del César, que se dice. Eso sí, sus desavenencias con Apple siguen a la órden del día.
Si hace unos días pedía que le aplicasen las comisiones de la App Store de forma distinta que al resto …