Etiopía es un país como ningún otro, pues siguen viviendo en 2016. Claro que esto no es una cuestión arbitraria, pues esta nación no es que el tiempo se haya congelado y que Adele siga rompiendo tendencias con su álbum 25, que Capitán América: Civil War siga en los cines, ni que recientemente se haya estrenado Overwatch en aquella nación africana.
Lo que sucede en realidad es que, fieles a su cultura, decidieron que se apegarían a un calendario distinto. En gran medida, esto se debe a la religión, pues se ajustaron al calendario copto de Egipto. Es decir, fechan el nacimiento de Jesús unos siete años después que el calendario gregoriano.
Conocido simplemente como "calendario etíope", o con un poco más de caché, como "calendario ge'ez", el sistema de Etiopía se diferencia del resto del mundo. De acuerdo con un reportaje de CNN, dicho sistema de calendarización recuperó una forma antigua de medir el tiempo, datada de hace unos 1,500 años atrás.
De ese modo, el calendario etíope consta de 13 meses, todos con 30 días con excepción de uno (llamado mes Pagumē), el cual dura apenas cinco o seis días, dependiendo de si es o no año bisiesto. Y es que la relación entre cultura y religión es bastante estrecha en la sociedad etíope, tal es así que la decisión del calendario fue impulsada por la Iglesia Ortodoxa Etíope.
Nunca colonizados... al menos no de la manera tradicional
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