Dicen que "echando a perder se aprende", y Ridley Scott lo sabe muy bien. Tras el fracaso de su primer filme Los duelistas, el director originario de Reino Unido buscó una nueva oportunidad de brillar en el séptimo arte con una segunda obra de época titulada Tristán e Isolda.
Con guion listo y solo a espera de luz verde, las dudas sobre realizar ese segundo proyecto comenzaron a hacerse presentes en el director. Era el año de 1977 y fue entonces que recibió la señal que le cambió la vida. Señal que llegó desde una galaxia muy muy lejana.
“Recuerdo que alguien entró en mi oficina y me dijo: 'Ridley, será mejor que vayas a ver esta nueva película llamada La guerra de las galaxias '. La estaban proyectando no muy lejos de allí, en el Teatro Chino de Mann. Así que fui allí y la gente estaba haciendo cola alrededor de la cuadra. Era extraordinario. Nunca había visto nada parecido, esa sensación de entusiasmo masivo, antes ni después. Era palpable”.
Ridley Scott en entrevista para Wired.
Ya en la butaca del famoso recinto construido en la década de 1920, lo siguiente que vio fue una escena inicial constituida por un texto en movimiento con la banda sonora de John Williams de fondo. Según relató, durante las dos horas siguientes apenas parpadeó, temeroso de perderse algún detalle en la pantalla.
Al ver un mundo lleno de …