Acérrimas al género de ciencia ficción, las hermanas Wachowski lanzaron en 2015 una de las series más populares dentro del catálogo de Netflix: Sense 8. Aunque el programa cosechó gran éxito y se hizo con una base de fanáticos, en ese mismo año las creadoras de Matrix ofrecieron al público una infravalorada, y mal recibida, odisea espacial que merece una segunda oportunidad.
Una joven inmigrante rusa que vive en Chicago, descubre que su ADN la vincula a una poderosa dinastía intergaláctica. Sin saberlo, es la reencarnación de la matriarca de la casa de Abrasax, lo que la convierte en el centro de una lucha por el control del universo. Cuando cazadores de recompensas alienígenas la encuentran, un ex-soldado genéticamente modificado, llega a la Tierra para protegerla. Esto es: El destino de Júpiter.
Podemos aceptar que esta cinta significó el posible retiro de las Wachowski debido a su fracaso en taquilla. Además, las críticas no le favorecieron y la narrativa se ve entorpecida debido a todo el caos persistente dentro del filme.
Aunque intenta aportar profundidad a la trama, El destino de Júpiter no tarda en abrazar su lado más absurdo, y ahí radica su mayor encanto. Por lo tanto, si uno deja de lado la lógica, la película se transforma en un producto entretenido. Claro a pesar de lo desentonado que resulta Eddie Redmayne en ciertas escenas.
De su parte, no es que Mila Kunis …