Pepe Cervera escribía hace unos días acerca de Mary Somerville, una mujer extraordinaria que rompió con las convenciones de su época y a finales del siglo XVII y principios del XVIII se dedicó a las matemáticas, la física y la astronomía. Estuvo, por ejemplo, en el grupo de astrónomos que predijeron la existencia de Neptuno a partir de las perturbaciones orbitales de Urano. Y también fue tutora de nuestra admirada Ada Lovelace.
La figura de Mary Somerville resultó ser tan impresionante que William Whewell acuñó la palabra scientist, que en español significa científico o científica, para poder referirse a ella adecuadamente, ya que hasta entonces a las personas que se dedicaban a la ciencia se les conocía como hombres de ciencia o filósofos de la naturaleza y, en caso de utilizar esta segunda expresión, se asumía que eran hombres.
De The Philosophy of the Inductive Sciences, de 1840:
Necesitamos un nombre para describir a quien cultiva la ciencia en general. Me inclinaría a llamarlo científico. Así podríamos decir que, tal y como artista puede ser un músico, un pintor o un poeta, un científico es un matemático, un físico, o naturalista.
Aunque lo cierto es que también podría haber escogido utilizar mujer de ciencia, woman of science, o filósofa de la naturaleza, natural philosopher, que además en este caso se escribe igual para hombres y mujeres.
Yo mismo he contado y escrito esta historia acerca de la invención de la palabra científico varias veces. Pero resulta que es incorrecta si …