El año pasado, Zoë Kravitz, a quien habíamos visto anteriormente en Mad Max: Furia en la carretera (2015) o la reciente The Batman (2022), hizo su debut como directora. Fue con esta película que combina elementos de thriller psicológico con una marcada crítica social, pues se ambienta en una isla privada, propiedad de un magnate, y representa abusos de poder y vulnerabilidad en contextos de élite. Esta narrativa te suena, ¿verdad? Claro que sí, porque está inspirada en el caso real del pedófilo Jeffrey Epstein.Al margen de sus conexiones temáticas con los horrores ocurridos en la isla de Epstein, donde asistieron figuras del cine, música y política, llama mucho la atención la estética visual que utiliza la película: colores saturados y música típica de resort de lujo, lo cual choca muchísimo con la trama que se está desarrollando en pantalla. Por otro lado, y sin ánimo de hacer ningún spoiler, si te gustan los finales que generan debate y dejan la puerta abierta a múltiples interpretaciones, no te la puedes perder.Una isla privada de un magnate que esconde muchos secretosFrida (Naomi Ackie), una camarera normal y corriente, acude un día a una gala benéfica donde conoce al multimillonario Slater King (Channing Tatum), quien le invita junto a su grupo de amigos a pasar unas vacaciones en su isla privada. En ese lugar, aparentemente idílico, está prohibido el uso de teléfonos móviles. Todo parece ir de maravilla, hasta que las interminables noches de fiesta se mezclan con los días soleados y …