Los siete samuráis de Akira Kurosawa estrenó en 1950, mismo año en que Luis Buñuel lanzó su obra más reconocida, Los olvidados. Otro de los grandes cineastas de la historia mundial fue Orson Welles, quien, para 1941, estrenó Ciudadano Kane. En 1936, el maestro Charles Chaplin sacó a la luz Tiempos modernos, otra gran pieza del séptimo arte. Si retrocedemos todavía más, nos encontramos con una de las mayores obras del cine dirigida por el alemán Fritz Lang.

La noticia inunda las portadas de todos los periódicos: el despiadado asesino de niños, que ha sembrado el pánico en la ciudad durante meses, ha vuelto a atacar. Tras burlarse de los intentos de la policía por detenerlo, el comisario Lohmann se da a la tarea de resolver el caso en medio de un ciclo de frustración. No obstante, emergidos de las profundidades, una red de mendigos y criminales decide tomar cartas en el asunto. Esto es: M, el vampiro de Düsseldorf.

Bajo la inspiración del infame caso de Peter Kürten, el "Vampiro de Düsseldorf", así como en la brutal ola de asesinatos infantiles que sacudió Alemania en la década de 1920, esta obra dejó una huella profunda e inolvidable. Con un impacto inmediato y duradero, se convirtió en una pieza que permanece grabada en la memoria de quienes la experimentan.

Precursora de lo que se concibió en los años siguientes como cine negro, la cinta de 1931 marcó un antes y un después …