"Un informe alerta de que el domicilio personal, teléfono o NIF de muchos trabajadores por cuenta propia está al alcance de cualquiera en la Red, a veces bajo un módico precio", según anunciaba el pasado 19 de abril el periódico El País.
El artículo relataba la historia de una diseñadora gráfica que trabaja como autónoma y que, tras buscarse a sí misma en Google, descubrió que un portal de información empresarial mostraba todos sus datos personales online, pese a que ella acostumbra a no compartir esos datos en Internet.
Eso desembocó en un informe elaborado por la organización activista Xnet que mostraba cómo esos datos terminaban en manos de Camerdata, una empresa vinculada a las Cámaras de Comercio que termina vendiendo esos datos a portales como Einforma o Axesor.
Sin embargo, en otros casos la filtración de esa clase de datos privados de los autónomos sigue una ruta mucho más sencilla: de la web al navegador. Más concretamente, de una web de acceso público al navegador de cualquiera. Y a las administraciones públicas parece importarles bien poco.
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