La seguridad de la base militar más protegida de Francia, la Isla Longue, en el puerto de Brest, ha quedado comprometida por un insospechado enemigo: una aplicación de fitness. Has leído bien.
Según investigaciones del diario Le Monde, miembros de la tripulación de los submarinos nucleares estratégicos franceses han revelado involuntariamente información sensible sobre sus actividades y ubicaciones al haber usado la popular aplicación Strava, un servicio que permite compartir rutinas deportivas.
A prueba de terroristas, pero no de practicantes de fitness
La Isla Longue alberga éste y otros tres submarinos estratégicos de Francia, cada uno equipado con 16 misiles nucleares capaces de causar una devastación mil veces superior a las bombas de Hiroshima y Nagasaki. La instalación cuenta con estrictas medidas de seguridad: vigilancia constante mediante drones, cámaras de última generación, escáneres biométricos y la prohibición de teléfonos móviles.
¿Cómo ha podido entonces una app provocar problemas de ningún tipo? Muy sencillo, porque los teléfonos inteligentes estarían prohibidos... pero a alguien se le olvidó prohibir también los relojes inteligentes.
El alcance real del problema
Estos dispositivos, que almacenan información incluso sin estar conectados a Internet, permitieron que esos datos críticos recopilados fueran subidos posteriormente a la plataforma de Strava. Entre los datos expuestos se encuentran rutas, horarios y ubicaciones, todos ellos elementos clave para descifrar patrones de patrullaje de los submarinos.
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