Se trata de un experimento que demuestra que la concepción humana sobre la posición relativa de la boca no es totalmente innata, sino que puede aprenderse.
Aunque puede que en el proceso lo pusiéramos todo un poco perdido, la mayoría de nosotros no tendríamos problema para comer con los ojos vendados. En el trayecto del cubierto hacia nuestra car… Seguir leyendo...