Hemos sido los seres humanos los que hemos dado nombre a las estrellas del cielo y dibujado imaginarias figuras y constelaciones con ellas. Pero acostumbrados a las denominaciones de la cultura occidental olvidamos que esas líneas que forman animales, personajes mitológicos y objetos no son los mismos en todas partes. El caso más arquetípico es quizá la Osa mayor, que en ciertas partes se interpreta como un animal, en China como un carro y en otros lugares como un cazo – tal y como aprendimos de Sagan en Cosmos.
En Diferentes figuras en el mismo cielo el astrónomo Nadieh Bremer repasa este efecto comparando las 17 interpretaciones que 28 culturas han hecho de las constelaciones con la estrella Betelgeuse – que no son tantas como «culturas del cielo» ha tenido en cuenta porque muchas simplemente no la incluían entre sus constelaciones.
Betelgeuse –técnicamente α Ori, 58 Ori, HR 2061 o HIP 27989, entre otros menos poéticos nombres– es la novena estrella más brillante del cielo y se puede ver desde prácticamente cualquier punto del planeta excepto ciertas partes de la Antártida. Para los occidentales es más conocida como la estrella del hombro de Orión, el cazador. Curiosamente se la denomina Alfa Orionis, aunque Rigel (abajo a la derecha) es Beta Orionis y en realidad es más brillante – normalmente alfa se reserva para la más luminosa.
Pero lo que para nuestra tradición es el mitológico cazador vestido con cinturón y ataviado con su espada – acompañado además de sus perros …