No sabemos cómo será el futuro post-Covid-19. De si cambiará algo o no. Tampoco si esta pandemia que ha despertado la bondad en muchas personas forzará una nueva manera de afrontar los problemas de la sociedad a partir de ahora. Tantas incógnitas, pero la única realidad es que no hay vacuna para el nuevo coronavirus y, por ahora, las medidas de distanciamiento social se han revelado como las únicas para hacer frente a la enfermedad. Y ahí es donde entran las aplicaciones de rastreo de contactos que ya se han ensayado en países asiáticos pero que se encuentran estudiando en la Unión Europea. Aunque con matiz: presiona para que se respete la privacidad.
Este tipo de «vacunas» digitales ha despertado el recelo de muchos expertos y el temor de una posible invasión en la intimidad de las personas. El debate está en cómo deben funcionar. Las autoridades europeas se inclinan a favor de emplear la tecnología inalámbrica Bluetooth en lugar de usar el sistema de geoposicionamiento de los teléfonos móviles y, además, que requiera del permiso del ciudadano, es decir, que sea voluntaria. La idea es que, para evitar la proliferación de aplicaciones del coronavirus, se establezcan unas pautas comunes por parte de Europa para mejorar la coordinación.
La UE recomienda que estas «apps» deben cumplir plenamente la normativa sobre protección de datos y de la intimidad. También se exige una «estrecha coordinación» con las autoridades de salud pública y, además de ser aprobadas por estas, que sean de …