El autocorrector es una herramienta tan útil para agilizar la escritura y compensar los dedos torpes como —cuando el algoritmo falla— ponernos de repente en toda clase de situaciones hilarantes y/o embarazosas. Pero ¿y cuando no hablamos de mensajes de WhatsApp sino de enormes listas de datos de investigaciones científicas que han valido miles de dólares/euros? Eso no es algo que vayamos a poder solucionar con emojis, precisamente.
En 2016, científicos de la Universidad de Deakin llevaron a cabo un estudio que detectó que alrededor del 20% de los artículos de investigación genética publicados en esas fechas presentaba errores generados por el autocorrector de Excel, que alteraba los nombres de determinados genes, destrozando así las investigaciones.
Cuatro años después, ese mismo equipo lanzó un estudio más amplio y actualizado, analizando más de 10.000 artículos publicados entre 2014 y 2020. ¿Resultado? Ahora se detectaban erores en más del 30% de las investigaciones. Casi en una de cada tres.
El problema radicaba en que Excel reconocía automáticamente términos como 'MARCH1' y 'SEPT15' como fechas, cambiándolas por '1-Mar' o '15-Sep'… sin darse cuenta de que realmente se tratan de nombres de genes humanos.
En Xataka
Reciclé mi vida profesional por completo haciendo cursos gratuitos de Coursera sobre data science
Es cierto que la autocorrección puede desactivarse, pero también que algunos casos sigue resultando bastante útil para evitar (otra clase) de errores… y, de todos modos, buena suerte logrando que …