Siempre ha declarado que no es un medio de comunicación. Ha creado un imperio publicitario, solo reducido por Google y Amazon. Ha querido también manejar la política a su antojo, aunque tuvo aspiraciones que llegaron a molestar a la izquierda estadounidense hace unos años. Mark Zuckerberg, fundador y consejero delegado de Facebook, ha diseñado un plan para limpiarse las manos sobre el contenido que alberga la mayor plataforma social del mundo: ha creado un Consejo Asesor con una veintena de eminencias.
Este comité, una suerte de «tribunal supremo», está formado por periodistas, políticos y jueces de reputación internacional. Entre sus nombres, personalidades conocidas como la exprimera ministra de Dinamarca Helle Thorning-Schmidt, la exrelatora para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) Catalina Botero Marino o Alan Rusbridger, director del centro Lady Margaret Hall de la Universidad de Oxford y exeditor del «The Guardian», influyente diario de izquierda británico. Una elección que ha descrito el periódico británico «The Telegraph» como la constatación de un sesgo hacia la izquierda por parte de Facebook.
Todos ellos forman parte de un «Tribunal Supremo» cuya misión será la de moderar los contenidos en Facebook e Instagram, anunció la compañía. La junta desempeñará un papel clave para decidir lo que más de 2.600 millones de personas en todo el mundo pueden y no pueden decir, otorgándole un poder crucial, dándoles poder sobre un grupo que ha protagonizado sonados escándalos en los últimos años. La idea es simple. Thorning-Schmidt y Botero …