Terminó de golpear al empleado de un casino y, ¿por qué no? le disparó a unos cuantos transeúntes. Durante su escape con el sonido de las sirenas policiacas a lo lejos, dio con el Vinewood Bowl. En medio de este anfiteatro al aire libre bien pudo sacar una bazuca y hacer explotar algunas patrullas, pero en su lugar recitó a Shakespeare: "La vida no es más que una sombra que camina". Y entonces, un desconocido lo mató.
Esta escena inicial no es más que el día a día para los jugadores de Grand Theft Auto. Vehículos a altas velocidades y tiroteos a quemarropa han consolidado esta franquicia de videojuegos a lo largo de los años. No cabe duda que un paso todavía más grande para los desarrolladores de Rockstar Games fue llevar dicho universo a partidas online. Es en ese punto donde se rompieron las barreras de las consolas para llegar al séptimo arte. Esto es: Grand Theft Hamlet.
De las consolas a la pantalla grande. Es innegable que las adaptaciones de videojuegos han ganado terreno en el cine y la televisión en los últimos años. Ya sean series o películas, las historias que antes vivían únicamente entre gráficos y renders han logrado llegar a las masas a través de estos formatos.
Pero la obra de Pinny Grylls y Sam Crane cambió la fórmula. En vez de trasladar una historia ya existente, presentaron una interrogante para la industria cinematográfica: ¿es posible crear …