Imaginen esta situación: ponen su alimento predilecto dentro del horno de microondas, lo prenden, ajustan el tiempo de cocción y la magia de la tecnología comienza con lo suyo. Uno podría hacer trillones de cosas en lo que el burrito (o lo que sea que esté dentro del horno) gira, pero no, nada nos garantiza que un bug en la existencia no lo desaparezca y deciden observar.