Google erigió su imperio bajo la promesa de "organizar la información mundial y hacerla accesible y útil", pero para mantenerlo a salvo de demandas antimonopolio, ha pasado más de una década perfeccionando un sistema interno destinado a hacer lo contrario: ocultar y destruir información relevante.
Así lo demuestran los datos revelados en múltiples investigaciones antimonopolio en Estados Unidos y recopilados por el New York Times, donde los jueces han descrito estas prácticas como un "ataque frontal a la administración justa de la justicia".
Los orígenes de una cultura del secretismo
En 2008, Google se enfrentaba el escrutinio de los organismos reguladores debido a un acuerdo publicitario con Yahoo (su principal rival en el mercado de la publicidad online en ese momento) y a múltiples demandas relacionadas con patentes, marcas y derechos de autor.
Ese año, la empresa emitió un memorando confidencial en el que instruía a sus empleados a "pensárselo dos veces" antes de escribir sobre "temas candentes" y evitar especulaciones o comentarios que pudieran ser malinterpretados en el futuro (y ser la base de futuros litigios).
Y eso fue sólo el comienzo de una política corporativa diseñada para borrar el rastro de sus comunicaciones internas...
En Genbeta
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Estrategias para borrar el rastro
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