La Guerra Fría ha dejado una huella indeleble en la historia de la Humanidad y del planeta. Submarinos nucleares hundidos y superarmas que batían todos los records son una prueba indeleble de ello. Pero no es la única. Lo cierto es que hubo un momento a principios de los años 80 en los que la posibilidad de un holocausto nuclear fue total y absoluta. Las potencias estaban más enfrentadas que nunca y en este marco un hombre salvó al mundo de la devastación nuclear. Vamos a ver su historia.Salvados por la campana26 de septiembre de 1983. El mundo se encuentra ante una tensión bélica nunca antes vista. La URSS y los Estados Unidos se encuentran en un punto verdaderamente oscuro en sus relaciones y parece que la cuerda no para de tensarse.En ese momento, saltan las alarmas. Un radar de aviso temprano de la Unión Soviética alerta de un misil balístico intercontinental acompañado de otros cuatro misiles. Sin embargo, todo era muy raro.La situación entre ambos países pasaba un mal momento. Desde el año 1979, más de 108 misiles atómicos Pershing II se encontraban en Europa Occidental con un objetivo muy claro: alcanzar territorio de la Unión Soviética en menos de diez minutos. Dos años después, en 1981, Estados Unidos comenzó a alimentar la paranoia de un posible ataque nuclear contra la URSS con una serie de maniobras secretas que invadían el espacio aéreo soviético.Esto no hacía más que tensar una cuerda que ya de por sí estaba a punto …