Microsoft ha sido, durante años, el coco de la tecnología. No despertaba el glamour que sí lo ha logrado, casi desde su nacimiento, Apple. Pero en los últimos tiempos ha venido explorando nuevos terrenos como la «nube» o el hardware. Con buen resultado. La firma americana ha pivotado así desde el entorno PC -que sigue siendo fuerte- al teléfono inteligente -donde ya ha tirado la toalla- para reforzar su visión sobre los servicios empresariales. Y el mundo empresarial sigue siendo su gran baza. No obstante, sí ha experimentado un cambio importante con Cortana, su propio asistente virtual.
La batalla de los asistentes inteligentes no ha hecho más que comenzada. Anclados en una percepción social que el software son muy limitados, los mayordomos virtuales mejoran sus prestaciones. Es posible gracias a la tecnología de Inteligencia Artificial, que han evolucionado mediante la incorporación de modelos de «machine learning» -aprendizaje automático- y, desde hace relativamente poco tiempo, sumando esfuerzos con el llamado «deep learning» -aprendizaje profundo- que aceleran la velocidad de comprensión.
Cada propuesta tiene su propio maestro. Y tomando este tipo de software los principales fabricantes han encontrado en los altavoces inteligentes un lugar para la experimentación, recolección de datos y establecimiento de un nuevo centro neurálgico del hogar. Con ellos (Amazon Echo, Google Home, Apple HomePod…) se pueden controlar algunas funciones de aparatos electrónicos domésticos. Pero el objetivo es mucho más ambicioso. Estos sistemas «aprenden» constantemente de la información que recibe. Y cuantos más se usen, mejor se comportarán.
Pero …