Hace aproximadamente dos meses tuve que hacer un viaje de una semana a China por trabajo, del que me traje una gran experiencia personal, algunos reportajes interesantes y un aprendizaje sobre cómo es usar una VPN en un país donde están prohibidas. Me preparé a conciencia descargándome aplicaciones para chatear y pagar como WeChat y AliPlay y empleé herramientas de Google como Lens o Maps para leer letreros y moverme sin saber chino.
En cuanto a mis dispositivos, configuré mi móvil, adquirí una tarjeta tarjeta eSIM internacional para disponer de datos allí, dispuse de otra eSIM de Hong Kong (territorio próximo geográficamente pero independiente a China) y también me di de alta en una suscripción VPN para el portátil. Mujer precavida vale por dos y menos mal, porque me hizo falta ante un país tan cerrado como China: conectarme y disfrutar de servicios habituales para mí como WhatsApp o Instagram habría sido imposible.
Cualquier parecido con mi internet de siempre es pura coincidencia
Antes de ir a China, yo tenía algunas ideas prefijadas y bastante ignorancia. Yo sabía que había servicios y aplicaciones censuradas, pero no sabía cuáles. Respuesta corta: todas las que uso en mi día a día. Respuesta larga: mis redes sociales favoritas como Twitter/X o Instagram, aplicaciones de mensajería como WhatsApp, el lugar donde acudo a perder el tiempo viendo vídeos o videotutoriales (YouTube), algunos medios tan importantes como The New York Times o Bloomberg, la mítica y siempre …