La tecnología se mueve muy rápidamente, es cierto, pero los avances no se dan cotidianamente. Hoy tenemos computadoras que corren a unos 3.5 GHz, capacidades en disco duro que sobrepasan el terabyte, discos de estado sólido, unidades USB que pueden guardar ya 64 GB o más, teléfonos móviles que son capaces de comportarse como computadoras en toda la extensión de la palabra, etcétera. Pero todo esto siempre parece poco y además, las compañías dedicadas a la tecnología siempre buscan darnos un extra, un valor agregado, algo que nos haga cambiar, por ejemplo, de equipo.Y en este extra de pronto ocurre que no es tan fácil hacer una innovación. Por ejemplo, el iPhone fue el primer teléfono con pantalla multitáctil y eventualmente ya todos los teléfonos inteligentes siguieron esa tendencia.
La pantalla multitáctil se volvió lo suficientemente fina para desplazar la pluma de plástico, el "stylus", y se usó entonces el dedo incluso como mecanismo para escribir letras en la pantalla libremente (sin necesidad de teclado). Llegaron pues innovaciones que se volvieron estándar en los equipos y entonces las empresas que fabricaban estos "gadgets" se habrían preguntado... ¿Y ahora qué más ponemos?
Y entonces salieron con esquemas para poner la huella digital o bien, incorporar cámaras de cada vez mayor resolución. Pero esto ya no era tan novedoso. Quizá antes teníamos cámaras de 4 megapixeles y ahora eran de 10 megapixeles. Un avance, sin duda, pero en algún sentido ya era "más pan con lo mismo".
Y entonces, Apple, que …