La puesta al día del nuevo iPad es pura esencia Apple. Es también un producto complicado, porque es probablemente el dispositivo más redondo de la marca: la competencia - si es que se le puede llamara así cuando nos referimos al mercado de las tabletas - está a años luz en todos los sentidos de lo que ofrecen desde Cupertino. No tienen rival.

El iPad nació en 2010 como una alternativa a ciertas tareas que antes hacíamos con los ordenadores tradicionales, y que por la naturaleza del dispositivo es mejor hacerlas sosteniendo esta ligerísima pantalla en la mano. Creció y pasó de ser un producto para consumir contenido a crearlo, viajando desde la dirección opuesta a lo que hacía Microsoft: creando un sistema operativo a medida, en lugar de aprovechar el de escritorio (que no estaba pensado para la interacción táctil).

El crecimiento también le ha dado vida propia, como pasa cuando un dispositivo se aleja del uso inicial (le pasó al Apple Watch también) y adquiere un compromiso diferente. Esto ha permitido al iPad integrar los mismos procesadores que estaban pensados para el Mac, convirtiéndose una carrera paralela con cada vez más posibilidades… justo hasta este nuevo modelo. Por primera vez, un iPad Pro adelanta al Mac en potencia y en estrenar nuevo procesador, precisamente porque únicamente su concepción es la que hace posible la creación de esta nueva generación.

Ficha técnica del iPad Pro M4 de 2024

iPad Pro …