A día de hoy es imposible imaginarse El Padrino, la obra culmen de Francis Ford Coppola, sin Marlon Brando como Vito Corleone o sin Al Pacino como su hijo Michael, pero hubo un tiempo en el que el actor italoamericano no era la primera opción para un papel que a la postre marcó el resto de su carrera.La obra de Mario Puzo, quien fuera uno de los grandes escritores de novela negra de su época, donde la Mafia siempre tuvo un hueco destacado entre sus páginas, fue adaptada con maestría al celuloide en 1972 convirtiéndose en un clásico instantáneo que incluso ahora, más de medio siglo después, sigue considerándose como la mejor película de todos los tiempos; bueno, ahí, ahí con Vértigo, de otro genio como es Alfred Hitchcock.Al Pacino, que venía de debutar en el cine 3 años antes con Me, Natalie y de protagonizar The Panic in Needle Park, es ahora indivisible del personaje que posteriormente protagonizara las dos secuelas, pero Coppola tenía en mente a un actor mucho más conocido y que estaba en auge: Jack Nicholson.Nicholson había protagonizado en 1969 Easy Rider junto a Dennis Hopper y Peter Fonda, y su fama, que venía de lejos, había crecido enteros desde entonces con unos cuantos filmes más, aunque de menor calado. El también director de Apocalypse Now o Drácula, de Bram Stoker pensaba que le estaba enviando a Jack Nicholson el guion de su vida y que este no lo rechazaría por nada del mundo, pero se …