Las aplicaciones de espionaje no solo vulneran la privacidad de las personas vigiladas, sino que ponen en jaque la seguridad de quienes las instalan. Los datos interceptados acaban en servidores sin protección adecuada y, de ahí, directamente en manos de delincuentes que los utilizan para extorsionar o robar identidades entre toda una plétora de delitos digitales.Según TechCrunch, varias compañías dedicadas al desarrollo de "stalkerware" han sufrido hackeos masivos en las últimas semanas. Sus bases de datos, repletas de información personal robada, han quedado expuestas en foros clandestinos donde cualquiera puede acceder a los chats privados y datos financieros capturados.Riesgos de seguridad que afectan a todos los implicadosNadie espera que la app que instaló para espiar a su pareja acabe filtrando sus propias conversaciones. Las personas que recurren a este tipo de software raramente piensan en las consecuencias, pero lo cierto es que estas aplicaciones capturan absolutamente todo lo que pasa en el móvil y lo envían a terceros sin ningún control.Los creadores de stalkerware montan sus negocios en países donde apenas hay regulación y no invierten un euro en proteger lo que roban. Este problema no es nuevo, y ya en 2023 un hackeo obligó a una empresa de software espía a cerrar permanentemente tras exponerse los datos de más de 13.000 dispositivos, incluyendo mensajes privados y ubicaciones de personas completamente ajenas a la instalación del software.Resulta casi cómico que estas apps capturen tanto información personal como profesional. Cuando alguien espía a su pareja que trabaja en una empresa con …