Después de leer Instrumental, la autobiografía de James Rhodes, tenía muchas ganas de verlo en directo, algo que por fin pude hacer anoche. Tenía ganas de ver un concierto de música clásica planteado desde la perspectiva de alguien que quiere huir de la liturgia habitual que rodea este tipo de música…
Y no me ha defraudado en absoluto.
Vestido con unos vaqueros y una sudadera que ponía Chopin, James Rhodes nos hizo disfrutar de aproximadamente hora y media de piezas de Bach, Chopin, Beethoven, Rachmaninov y Glück, piezas que ates de interpretar explicaba para que pudiéramos disfrutarlas aún más. La mejor, en mi opinión, la chacona de Bach, pero todas, todas, me dejaron impresionado.
Es como si pudieras decirle a una persona a quien quieres y que sabes que va a morir todo lo que quieres que sepa. Eso fue lo que hizo Bach en quince minutos con esta pieza. Hay unas cuatro o cinco veces que crees que va a terminar, pero sigue. Como cuando vas a salir de una habitación y te das cuenta de que quieres decirle una cosa más, y vuelves a entrar, y cuando crees que has terminados e te ocurre otra cosa más que decir… incluso aunque escribiera sobre la muerte de su mujer, esta pieza también muestra alegría.
Alguien que también toca el piano y con quien estuve en el concierto dice que quizás Rhores no tenga la mejor de las técnicas pero si una gran musicalidad, que transmite mucho sentimiento, y …