‘Final Fantasy’ es una de las franquicias más grandes en la historia de los videojuegos, contando historias fantásticas con un toque mágico. Pasaron siete largos años de la última entrega principal de la saga de Square Enix y desde ese momento lo confirmamos, cada segundo valió toda la pena.
Tuvimos la oportunidad de jugar ‘Final Fantasy XVI’ y mencionar que es un candidato sólido a ser el mejor juego del año es quedarnos cortos. Estamos ante un título que nos mantendrá sorprendidos desde el primer momento. Si nunca han entrado a la saga, llegaron al lugar correcto.
Como es costumbre, en este análisis no encontrarán ninguna clase de spoilers. Si alguno de nuestros lectores se pudo sentir “abrumado” por el mundo abierto y la libertad absoluta que ofreció ‘The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom’, es posible que encontraron su lugar.
Los Cristales Madre como la gran maldición
Comenzaremos con la historia, uno de los puntos claves. El juego está ambientado en Valisthea, un lugar donde abundan los Cristales Madres, un éter que puede llenar de magia a las personas que acuden a ellos con la finalidad de cambiar su destino. Con el paso del tiempo el éter comienza a desaparecer, provocando que las tierras sombrías comienzan a ganar espacio.
Todo esto provoca una guerra de poderes que se convierte en un campo de batalla donde solo los más poderosos saldrán adelante. Para ello contarán con un arma secreta, los Dominantes …