La astronauta. Por S. K. Vaughn. Plaza & Janés 2019. 545 páginas.
La comandante May Knox se despierta en la enfermería de su nave completamente desorientada además de muy débil porque está deshidratada y desnutrida. La inteligencia artificial de la Stephen Hawking II –que también está algo perjudicada– poco a poco la va ayudando a orientarse. Pero lo que va descubriendo tampoco es muy halagüeño porque muchos de los sistemas de a bordo no están funcionando. Aunque eso palidece frente al hecho de que no encuentra ni rastro de las otras 34 personas(*) que iban a bordo de la nave.
Según May va recuperando su memoria descubrimos que la Hawking II estaba en el camino de regreso de la primera misión tripulada a Europa cuando a la comandante le pasó lo que sea que le haya pasado. Pero seguimos sin saber qué le ha pasado y mucho menos cómo ni por qué.
Afortunadamente May consigue poner en marcha los sistemas de comunicaciones con lo que puede avisar a la NASA de que al menos ella sigue viva y de que la nave no ha sido destruida. Así que la agencia se pone inmediatamente en marcha para diseñar posibles planes de rescate mientras le echan una mano en ir arreglando o apañando otros desperfectos. En esto jugará un papel importante Stephen, el marido de May. O medio marido porque según May va recuperando la memoria recuerda que antes de partir hacia Europa firmó la solicitud de divorcio. Aunque, para variar, no …