La historia de la movilidad está repleta de inventos que parecieron absurdos en su momento pero que cimentaron tecnologías que usamos hoy. Entre estos destaca la bicicleta propulsada por hélice Aerothrust, un artilugio que surgió cuando las dos ruedas dominaban las calles estadounidenses, con más de cinco millones de bicicletas circulando en 1900, época en que los experimentos con propulsión aérea apenas comenzaban.Según recoge New Atlas, este peculiar sistema de propulsión nació como un invento adaptable a diferentes vehículos. Aerothrust Engine Company vendía una unidad compuesta por un motor de dos tiempos con hélice que podía montarse en canoas, botes, trineos y, por supuesto, bicicletas para moverlas sobre distintas superficies a velocidades considerables para aquellos años.De la bicicleta al transporte modernoEl motor Aerothrust, que se comercializaba inicialmente con un cilindro y después con una versión de doble cilindro más potente, se caracterizaba por su sistema de acoplamiento universal que permitía instalarlo en diferentes vehículos rápidamente. Este artefacto costaba 50 dólares americanos (una cantidad importante entonces) y pesaba unos 22,6 kilogramos, suponiendo un avance considerable para moverse de forma individual.Alexander Graham Bell, famoso por inventar el teléfono, también investigó los primeros "airboats", aportando notablemente a esta industria naciente que buscaba nuevas maneras de propulsión. Su trabajo abarcó varios campos de la movilidad, mostrando que los inventores importantes raramente se centran en una única área.Los riesgos de la bicicleta Aerothrust saltaban a la vista: no tenía frenos adecuados, carecía de control directo del acelerador o botón de apagado, y la hélice giraba …