Son buenas en lo suyo. Profesionales en algunos casos. Han sacado partido a su hobby, jugar a videojuegos. Pero, pese a todo, se encuentran en el epicentro de una dimensión, más o menos profunda,
que perpetúa estigmas y generalizaciones masculinas. La razón, ser mujer. Insultos, descalificaciones, críticas feroces, insinuaciones. Son algunos de los problemas que sufren a diario muchas jugadoras en pleno apogeo de los videojuegos «online».«Por qué no vuelves a la cocina», «eres chica, juegas a videojuegos, este no es tu sitio», «vete a fregar». Son algunos ejemplos de los cliclés que se siguen construyendo en un sector como el de los videojuegos multijugador «online», pero también se deslizan improperios más duros como «guarra», «zorra» o «gorda de mierda» que, aunque no es la regla más habitual, demuestra un comportamiento poco justificable.
En aras de combatir un tratamiento machista en los videojuegos, Movistar ha presentado este martes, y con el respaldo de los equipos masculino y femenino del club de «eSports» Movistar Riders, su apoyo a la iniciativa internacional #MyGameMyName, preparada por la organización internacional Wonder Woman Tech. Así, «gamers» como «Aryenizz», «Mery Soldier», «Aidy», «Bkits», «Kaquka», «Noa» y «Luna Dangelis» hablan sobre la presión que sufren por demostrar que valen, la necesidad de buscar su espacio en la comunidad y la obligación de ganarse el respeto por el mero hecho de ser mujeres.
El machismo en el mundo de los videojuegos es un problema latente que han experimentado todas las jugadoras; comentarios como «no hace falta …