Procrastinar y distraerse. Arranques de productividad y concentración al máximo. Sea cual sea el bando con el que te identifiques, o bien navegues entre ambos, se debe entender algo: realizar tareas no es el equivalente a chapotear en el agua, más bien, es como subirse a una tabla y surfear.
Esta analogía la presentó en 1975 el psicólogo hungaro-americano Mihály Csíkszentmihályi. Según sus estudios, así como investigaciones posteriores, llamaron a esto un "estado de flujo". Alcanzado a través de ciertas condiciones: concentración, conocimiento y motivación.
De acuerdo con su investigación Experiencia óptima y crecimiento personal: flujo y consolidación de la identidad de lugar, es indispensable contar con los tres ingredientes anteriores a fin de entrar a dicho estado mental.
La razón es simple: puedes estar altamente motivado para completar una tarea, pero si careces del conocimiento necesario, tu enfoque se perderá mientras aprendes cómo hacerla. De manera similar, puedes tener los conocimientos necesarios para realizarla, pero si te falta motivación el progreso será más lento.
Por su parte, el profesor asistente en comportamiento organizacional en la Escuela de Negocios de Stanford, David Melnikoff, realizó investigaciones para identificar cómo y por qué el cerebro entra en dicho "estado de flujo".
La palanca de la motivación
Melnikoff encontró lo siguiente: para alcanzar altos niveles de productividad, solo necesitas tomar una situación incierta y aprender a ejercer control sobre ella. De hecho, en una entrevista con CNBC, comparó este …