Según investigadores del instituto Max Planck y de la universidad Uppsala, en Suecia, el temor (que llega a convertirse en aversión o pánico) a las arañas o las serpientes es algo innato y no algo que se adquiere o aprende: “Hasta en los bebés se produce una reacción de estrés cuando se les muestra la imagen de una araña o de una serpiente. Y esto sucede ya a la edad de seis meses, cuando apenas se mueven y cuando todavía han tenido pocas oportunidades de aprender que estos animales pueden ser peligrosos”, explican.
Aunque según EurekAlert en la mayoría de los países industrializados —especialmente en Europa— no hay apenas arañas que sean peligrosas, en la mayoría de ellos hay mucha gente que tiembla sólo con pensar en una araña recorriendo su brazo, por muy inofensiva que sea.
Resulta curioso que sin embargo en los bebés ese temor innato no se produce con animales incluso más peligrosos (y más comunes en según que zonas), como los osos o los rinocerontes.
Dilatación de las pupilas cuando los bebés ven la imagen de una serpiente o de una araña (en rojo) en lugar de la imagen de una flor o de un pez (en verde) del mismo tamaño y color de piel. Imagen: Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences (MPI CBS)
“Asumimos que la razón de esta reacción particular al ver arañas y serpientes se debe a la coexistencia de estos animales potencialmente peligrosos con los seres humanos y sus …