"Tradición" no es la primera palabra que se asocia con la ciencia, aunque los investigadores están familiarizados con ciertos usos y costumbres que tienen un interesante trasfondo histórico. Uno de estos casos es el del nivel de significatividad del 95%.
Este número, el 95, no se puede utilizar como un indicador de la veracidad total, que determine si un estudio es correcto o no. Su uso parece ser más una tradición que una disputa por derechos de autor, con más de 100 años de antigüedad.
Según Brent Goldfarb y Andrew King en un artículo de 2015, es necesario remontarse al siglo pasado, específicamente a los años 20, para conocer a los protagonistas de esta historia: Karl Pearson y Ronald Fisher, conocidos por todos los que han estudiado estadística.
Pearson creó tablas de referencia para el cálculo de los p-valores, medidas que evalúan la probabilidad de que los resultados de un estudio sean al azar o que se pueda confiar en las pruebas realizadas. Al incluir estas tablas en libros de estadística, Pearson recibía pagos por derechos de autor, algo que Fisher no quería hacer.
Fisher decidió hacer su propio método para calcular la significatividad basándose únicamente en dos parámetros, los p-valores 0.05 y 0.01. Según Goldfarb y King, "una interpretación justa de esta historia es que se usan los p-valores al menos parcialmente porque un estadístico tenía miedo de que compartir su trabajo afectara sus ingresos".
La utilidad de los p-valores
El …