De motel a funeraria. Ubicado en la prefectura de Saitama, Japón, un edificio cambió de giro. De colores llamativos a un sencillo blanco con violeta, lo que antes era un lugar para la intimidad terminó por convertirse en un servicio fúnebre. Puede sonar irónico, pero este cambio tiene de fondo un problema que aqueja a la población nipona: existen más decesos que nacimientos.
Oferta y demanda. Con la crisis de natalidad a todo lo que da, el envejecimiento de la población en el país asiático se ha disparado. Como recaba NDTV, en 2024 se contabilizaron 36.2 millones de personas mayores de 65 años y representaron el 29.3% del total poblacional. Por lo tanto, parece un tanto lógico que al no haber parejas con intención de tener hijos, se tenga que dar abasto a la demanda de fallecidos.
Moteles del amor. Primero lo primero, vamos con el contexto. Por allá de 1960 este tipo de establecimientos comenzaron a surgir hasta dispararse en la década de los 80, gracias al auge económico que atravesó Japón. Así, se convirtieron en un referente de extravagancia gracias a diseños llamativos y al mismo tiempo se multiplicaron en todo el territorio.
Cambio de paradigma. Esto dio pie a que Japón experimentara un crecimiento demográfico, con tasas de natalidad que superaron los dos millones de nacimientos anuales en los años 70. No obstante, con el paso del tiempo la sociedad japonesa cambió. Sin dinero ni tiempo, además de intereses …