Son los llamados despectiva e irónicamente "salvamundos", o "solidarios".
“Pues un poco hasta los…, pero es lo que hay, qué voy a hacer”. No se puede decir tanto en tan poco. Es lo que me responde María cuando le pregunto por su trabajo como captadora de una ONG, una de las conocidas. Tiene 24 años y dos ciclos formativos, uno de grado medio y otro de grado superior. Para no dar más pistas sobre su identidad no quiere que se publique en qué exactamente, pero según ella, “un ciclo que tiene todo el mundo, por mucha demanda que haya es lo que hemos estudiado la mitad de mi generación que no fuimos a la universidad”. Desde los 21 ha trabajado como dependienta en una panadería, en una tienda de ropa y poco más. Ahora lleva unos meses como captadora, y la frase que inicia este párrafo es con lo que ella resume este tiempo.
El día a día
“Al principio te hacen hacer un curso de seis horas por la mañana, luego sales a comer y por la tarde a captar gente. Si no tienes buenas habilidades sociales, olvídate, no pasas el filtro. Y aún así es muy difícil. Imagínate cobrar una mierda por ponerte en mitad de la calle con la carpeta, da igual que haga sol y estemos a 40 grados que llueva en enero, y parar a personas que no conoces de nada para pedirles dinero, que al final es lo que hacemos.”
De una forma u otra, todos funcionan como …