La entrega —de facto— de los derechos de producción del avión de transporte pesado soviético An-225 Mriya a China en agosto de 2016 subrayó la incapacidad de Ucrania de realizar proyectos aeronáuticos a gran escala. No obstante, al mismo tiempo, dicho trato brindó esperanzas de que se le pudiera dar una nueva vida al proyecto.