La energía solar ha dejado la tierra para conquistar las aguas. Cada vez es más frecuente cubrir embalses, pantanos y otras zonas acuáticas con paneles fotovoltaicos. Además de la generación de energía, esta práctica trae consigo ventajas, como frenar la evaporación del agua en regiones afectadas por la seguía (tal es el caso de Almería, en España).
A pesar de ello, poco se ha estudiado acerca de cómo estas estructuras afectan a los ecosistemas de algunos cuerpos de agua, especialmente a pequeños estanques y lagunas. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cornell, las consecuencias de usar estos paneles para cubrir pequeños cuerpos de agua, como estanques, es que pueden ayudar a incrementar significativamente los gases de efecto invernadero.
El experimento
El estudio tuvo lugar en el Cornell Experimental Pond Facility, un centro dedicado al análisis de ecosistemas acuáticos. Los científicos instalaron paneles solares sobre tres estanques experimentales hasta cubrir el 70% de sus superficie. Como grupo de control, el equipo dejó otros estanques sin cubrir.
Los investigadores observaron que las concentraciones de metano y dióxido de carbono disueltos en el agua de los estanques con paneles solares aumentaron un 27% en comparación con los estanques sin paneles. Además notaron una considerable disminución del oxígeno disuelto en el agua. Esto puede afectar la vida en los ecosistemas y alterar procesos como la descomposición y la actividad microbiana.
Parte de los gases se liberaron más lentamente al haber menos cantidad de …