Hay películas que es imposible que podamos quitarnos de la retina. Joyas imborrables que plantean cuestiones universales que vienen al ser humano una y otra vez. Hoy vamos a hablar de una película bélica, pero no en la que se vanagloria la guerra, sino todo lo contrario. Filmada por el -considerado por muchos- mejor director de la historia, Stanley Kubrick, la cinta nos narra un evento antibelicista en el que atendemos a los horrores de la guerra más descarnada y en como el enemigo no solo está en la trinchera de enfrente, sino que también pueden ser los altos mandos desde sus despachos alejados del frente.No hay gloria en la guerraNos encontramos en la Primera Guerra Mundial, una de las épocas más terroríficas de la humanidad donde los avances científicos han superado al propio ser humano y la guerra ha escalado hasta convertirse en algo absolutamente terrorífico en el que toda la sociedad se ve inmersa y no solamente los militares. En esta situación, con bombardeos, artillería pesada, ametralladoras, un grupo de soldados franceses es obligado a lanzar una carga suicida contra una posición alemana. El problema es que cuando fracase serán acusados de cobardía, siendo ellos los que tengan que pasar por un tribunal militar que podrá juzgarlso incluso a muerte. En ningún momento se tiene en cuenta la locura de la que se trataba esa ofensiva ni se piden explicaciones a los superiores. Así, se creará un abismo entre la tropa, cansada de la guerra, y los oficiales …