La generación Z está llegando poco a poco al mundo laboral, haciendo que tengan que convivir ahora mismo con la generación del Baby Boom hasta tal punto que ya se están igualando los porcentajes de presencialidad. Pero hay un gran problema: las dos generaciones son muy diferentes, y los más jóvenes han llegado para imponer sus propias normas.
Precisamente las normas que tenemos al llegar a las empresas donde queremos trabajar no son del todo deseadas por parte de los nuevos empleados. Al contrario, quieren imponer sus propias costumbres y esto puede chocar a los empresarios que estaban acostumbrados a una generación más mayor que no tenían problemas para los estándares actuales.
Los jóvenes llegan para cambiar la cultura laboral
Tal y como ha recogido el estudio de PapersOwl al entrevistar a 2.000 jóvenes de entre 18 y 34 años hay una clara conclusión: el 95% de los jóvenes de esta generación asegura que no había problema en no cumplir los horarios de trabajo acordados, usar recursos de la empresa para temas personales o echarse una siesta en el puesto laboral.
Todo esto es algo impensable para la Generación baby boom que tienen el concepto de tener que cumplir si o si todo lo pactado. Sobre todo hacen hincapié en no tener que llegar tarde al puesto de trabajo y tampoco salir antes de lo que va tocando.
Otro datos que se incluye en este acuerdo es que un 29% de los miembros de …