Héctor creció jugando Pokémon Red y Blue en su Game Boy; lo dice con un dejo de autosatisfacción, aunque cuando habla de Castlevania, admite entre risas que su desempeño era algo pobre, 'no pasaba ni de las escaleras del principio' dice. Ahora, a sus 27 años, el quintanarroense está desarrollando no uno, si no dos juegos, y planea que uno de los títulos de 'Deathrosa' llegue a Steam, PS4 y Nintendo Switch, mientras que su secuela directa sea para Game Boy.
En lugar de pensar en la generación de consolas por venir, Héctor voltea hacia atrás. 'La consola [Game Boy] todavía tiene mucho potencial para explotar el hardware' dice el mexicano con un marcado acento de la península de Yucatán.
Pero Héctor no es programador. En realidad tampoco es ingeniero. Su amor por el Game Boy lo conserva de las horas de niñez en que, frustrado, no podía sobrevivir en Tetris más de 30 segundos. Ahora, después de haber estudiado Sistemas Comerciales en la Universidad de Quintana Roo, quiere volver al ruego del gaming, pero ahora del lado de su desarrollo. No la ha tenido fácil: en menos de cinco años ha aprendido a desarrollar el juego del que él mismo hizo el arte. A la par, está haciendo la música para DeathRosa en su versión para Steam.
El sueño dorado: comenzar su propio estudio de desarrollo de videojuegos mexicanos, en Querétaro.
Así luce un avance de su juego para Game Boy.
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