Le haré una oferta que no podrá rechazar. La mítica frase que pronunciaba Marlon Brando en El Padrino bien podría haberla dicho Netflix, que también llegó a nuestras vidas con una propuesta difícil de rechazar: un catálogo impresionante de series y otras tantas películas y documentales a un precio irrisorio: 7,99 euros al mes. Por aproximadamente lo que cuesta una entrada de cine, tenías entretenimiento a raudales. Bueno, tú y más gente, porque optando por la tarifa de dos dispositivos, Netflix llegaba a dos hogares al módico precio de 9,99 euros.
Conviene recordar que al inicio de los tiempos se podía compartir cuentas. Eran los inicios del streaming, una fase donde lo importante era darse a conocer y crecer a toda costa. Sí, eso también incluye endeudarse: producciones exclusivas, periodos de prueba, laxitud a la hora de compartir cuentas y precios con los que sencillamente no salían las cuentas, para muestra, un balance de cuentas devastador: a finales de marzo de 2022 la deuda de Netflix era de 14.500 millones de dólares.
En busca de la rentabilidad con medidas poco populares
Pero el streaming cambió de fase y los días de vino y rosas pasaron a mejor vida: llegó la competencia replicando el modelo ávida por hacerse por un trozo de pastel, lo que inició la guerra del streaming. Poco tiempo después, llegaron las cancelaciones de series exitosas, el adiós a compartir cuentas, la publicidad y por supuesto, la subida de precios.
Tomando como ejemplo el plan estándar, …