Al margen de lo que el consumidor medio aspira a encontrarse en el interior de un dispositivo móvil, que le puede interesar más o menos, parte del negocio de la tecnología de consumo se basa en continuas alianzas y acuerdos que intentan capitalizar los componentes más innovadores y avanzados. Y, efectivamente, aquellos que más pagan más posibilidades gozan de llevarse lo mejor de lo mejor. Un aspecto que contempla múltiples factores.
Se entiende, pues, que después de todo la influencia de la envidiada Qualcomm, erigido en los últimos tiempos como un gigante de los móviles al desarrollar los procesadores para este tipo de dispositivos, acaba esta temporada en un solo jugador. Samsung ha logrado hacerse en exclusiva temporal con su último chip, el Snapdragon 835, un potente y eficiente «corazón» que alimentará el próximo buque insignia de la firma surcoreana, el Galaxy S8. Para suplir algunas dificultades también ha ido ofreciendo con el tiempo sus propios chips, Exynos.
Pero esta estrategia se ha llevado por delante, sin embargo y siempre a falta de confirmarse de manera oficial, la posibilidad de que otra empresa del sector como es LG deba prescindir de utilizar en su próximo G6 el último chip de Qualcomm. Frente a ello, la otra gran firma surcoreana deberá de optar por el Snapdragon 821, un modelo ligeramente anticuado, aunque por ahora el más actual del fabricante. Está presente en OnePlus 3T o Google Pixel, lanzados hace unos meses.
En unas imágenes difundidas recientemente, LG ha resaltado …