Debe haber tela cortar (y la hay) en el mundo empresarial para comprender el intento de algunas empresas tecnológicas en poner rumbo hacia la productividad laboral a través de la mensajería. Si hablamos de transformación digital en este entorno, las oficinas y puestos de trabajo se han llenado de «gadgets», objetos virtuales y servicios digitales para, en principio, favorecer la actividad profesional. Y la comunicación es un pilar fundamental para la elaboración de sus estrategias.
Se entiende, pues, que hayan aparecido en los últimos tiempos servicios de comunicación específicos que han sido adoptados, con más o menos acierto, en el seno de la empresa por sus potencialidades. Algunas de las cuales bajo filosofías abiertas para que los departamentos de tecnología de las distintas corporaciones jueguen a su antojo con algunas de las opciones disponible. Slack, con más de cuatro millones de usuarios, es un buen ejemplo de hacia dónde ha traccionado la comunicación entre empleados. El software ofrece salas de chat que se pueden organizar en función de tareas, abrir grupos privados o públicos y, además, es capaz de integrar múltiples servicios de terceros como servicios en la «nube» (Google Drive, Dropbox), alojamiento de proyectos (GitHub) o administradores de actividades (Trello).
También Yammer -propiedad de Microsoft- está presente en algunas empresas. En este caso, sirve a modo de Twitter interno en donde los empleados (por ejemplo, los redactores de un medio de comunicación) comparten y comentan las fases de un proyecto y comunican sus tareas finalizadas. Además, el gigante del …